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Son dos ángeles al servicio de Dios. Son forzados por Dios a observar el concilio en el palacio de Sueño por la Llave del Infierno, y luego a hacerse cargo del Infierno en nombre de Dios. Remiel, cuyo nombre significa "Trueno de Dios" y es tradicionalmente considerado como el ángel de la esperanza, es más reluctante, y piensa en no obedecer el mandato divino, pero finalmente, después de las solicitudes y demandas de una multitud de entidades para la propiedad, toman el Infierno para ellos. Atontado por el edicto, Remiel inmediatamente critica la decisión, obligando a Duma a ser la que realmente acepte la llave de Sueño. Posteriormente fue al mundo de la Vigilia donde trató de convencer a Lucifer de que volviera al Infierno y este solo se rió de él.
Duma, el Angel del Silencio, es mas tranquilo y paciente. Después de que Lucifer cerró el Infierno y le dio la llave a Morfeo, es el quien convence a Morfeo de darles las llaves después de que las solicitudes y demandas de una multitud de entidades por la propiedad del Infierno se volviera insoportable. Remiel inmediatamente critica la decisión, obligando a Duma a ser la que realmente acepte la llave de Sueño para ir al Infierno por lo que Remiel decide acompañarlo.
Posteriormente, la pareja volvió a abrir las puertas, ocupando sus posiciones como cuidadores. Lucifer mencionó que respetaba a Duma. Durante el funeral de Sueño, se levanta para "hablar", pero mantuvo su silencio, simplemente derramando una sola lágrima, lo que efectivamente comunica sus sentimientos a todos los presentes.
Mucho despues Duma realmente habla cuando desafía a Remiel, y dijo que Christopher Rudd tenía derecho a ser el cuidador del Infierno. Duma, que todavía tenía la Llave del Infierno, la tomó del cuello y se la entregó a Christopher. Remiel se sorprendió al escucharlo hablar, y declaró que había abandonado a Dios al romper su silencio. Duma replicó que había elegido un nuevo tipo de servidumbre y permaneció al lado de Rudd como asesor.